Fiestas del Pilar

Historia

Las Fiestas del Pilar no son unas fiestas de gran antigüedad, pese a lo que muchos piensan. Según los escritos, los primeros festejos se remontan a principios del siglo XIX y grandes hitos como la Ofrenda de Flores a la Virgen no aparecieron hasta la década de 1950.

Los primeros festejos pilaristas distaban mucho de las fiestas actuales. En 1723 se celebraron unas fiestas del 12 al 20 de octubre, con una procesión general el día 12, en la que rompían la marcha los clarines y timbales de la ciudad y toros de ronda. Durante las fiestas, los festejos taurinos eran protagonistas, así como las procesiones y misas, que se sucedían en ambos templos metropolitanos.

Unas décadas después, en 765 las fiestas se celebran del 11 al 21 de octubre. Pocas novedades: campanadas al comienzo, procesiones, fuegos artificiales, corridas de toros, desfiles de carros…

Ofrenda de Flores

Desde 1613, la celebración de la Virgen del Pilar se celebraba el día 12 de octubre. Anteriormente había tenido lugar normalmente el día 2 de enero, fecha tradicional de la aparición de la Virgen a Santiago. La Iglesia la trasladó al día 12, quizá movida por el deseo de festejarla después de la recogida de las mieses y de las uvas. Además, en 1807 se concede a la festividad ser fiesta de carácter obligatorio, elevada a rito de primera clase.

Durante la I República se celebró un festejo recibido con agrado por el pueblo zaragozano. En 1873, la sociedad humorística “La lechuza” sacó el 16 de octubre una grandiosa cabalgata a la calle, precedida por guardias

municipales a caballo, y después de recorrer algunas de las calles principales de la ciudad penetraba en la plaza de toros. Carros triunfales y banda de música estuvieron presentes.

Fue en 1894 cuando se inició uno de los actos importantes de las fiestas, la celebración del Certamen Oficial de Jota, que ha perdurado hasta nuestros días. Pero en las dos primeras décadas del siglo se van introduciendo otras actividades que distan mucho del programa actual de fiestas, como un programa deportivo o una fiesta náutica.

Entre las actividades deportivas de las fiestas de 1932 destaca el Campeonato de España de velocidad en punta, un evento de ciclismo en el Velódromo de Torrero, travesía a nado del Ebro, fuera-bordas, barra aragonesa, legua aragonesa, concurso hípico, atletismo, gymkana automovilística y fiestas de aviación y aeroclub.

La fiesta náutica se celebró en 1934 en el Canal Imperial de Aragón, un desfile de barcazas engalanadas y rotuladas con los nombres de barrios, pueblos y comarcas que puede recordar a la reciente Bajada del Canal. Dos aeroplanos sobrevolaron el canal durante el desfile.

Las fiestas estaban perdiendo el rumbo. Y desde algunos años antes se tenía conciencia de que debían cambiar, que debían tener una razón de ser, un motivo. Desde La voz de Aragón, el 17 de septiembre de 1928 se exhorta a que se celebren bajo tres motivos: la Virgen, la jota y los frutos de la tierra.

Para ello se programan ferias agrícolas en las que haya una demostración anual de los productos del campo aragonés y ferias de exposición de maquinaria agrícola (que se crearía unos años más tarde y sería el germen de la FIMA). A la vez, también habría actos más populares, como desfiles báquicos dedicados a Baco, carrozas y desfiles hortelanos con carros que ofertaban productos del campo.

¿Cuándo se fueron introduciendo otros elementos actuales como el Rosario de Cristal, la Ofrenda de Frutos o la Ofrenda de Flores? Mucho más adelante. Una de las novedades que no ha llegado a nuestros días fue la reina de fiestas, un elemento que se eligió por primera vez en 1949 y que desapareció con la llegada de la Democracia.

La Ofrenda de Flores parece que fue una idea que surge en una ofrenda similar en el Levante español en 1952, y su origen se remonta a esa misma década. La Ofrenda de Frutos se celebra por primera vez en 1958.

El Rosario de Cristal fue creado por la Real Cofradía del Santísimo Rosario de Nuestra Señora del Pilar en 1891 y está patrocinado por el Cabildo Metropolitano.

En una excepcional página de la historia, un evento sin precedentes dejó una huella imborrable en la ciudad: por primera vez, las Fiesta del Pilar se vieron obligadas a ser canceladas debido a la pandemia del COVID-19. Entre las múltiples tradiciones que se vieron afectadas, la emblemática Ofrenda de Flores quedó suspendida. Sin embargo, aunque la ausencia de las festividades se hizo sentir, el espíritu del Pilar se mantuvo con la Ofrenda Virtual de flores en la que participaron decenas de miles de oferentes de diversos lugares del mundo. A través de los medios virtuales y los gestos simbólicos, los zaragozanos encontraron formas de rendir homenaje al Pilar y mantener vivo el espíritu de las fiestas.