El Tragachicos es un gigante de hermosa hechura; devorador de la pequeñez, espanto de las viejas, sorpresa de los forasteros y admiración de cuantos lo ven por primera vez. Es, sin duda, un elemento antiguo y tradicional de animación que existía en Zaragoza y que fue conocido por ese nombre y por el de Tragantúa. Esta figura, pieza histórica de animación que muchos ciudadanos aún recuerdan, fue recuperada por primera vez en 1986.
Las primeras referencias de esta simpática pieza se remontan al siglo XIX, cuando Félix Oroz presentó, junto con la remozada Comparsa de Gigantes y Cabezudos, «una figura de extraña invención y grandes proporciones, especie de cabezudo descomunal: el Gargantúa”. En 1867 apareció por primera vez, iba en un carro tirado por mulas y llevaba en la cabeza un enorme turbante. Cuando paraba, unos hombres vestidos de cocineros le alimentaban con los objetos más inesperados, como sombreros o botas.
En 1892, salió a la calle otro Gargantúa procedente del taller de Dionisio Lasuén, que participaría en las Fiestas del Pilar de los dos años siguientes. En 1907 la Comisión de Festejos, ante el éxito obtenido años anteriores, encargó a José Galiay que reconstruyera la figura, que fue presentada en la entonces Plaza de la Constitución (Plaza de España), remolcada por la novedad de la época: un automóvil.
Esta pieza se conoció popularmente como Tragantúa y Tragachicos hasta su desaparición. Volvió a reaparecer a finales de los años sesenta como Tío Zambombo, un enorme baturro con un cucharón subido en una carroza. El personaje acompañaba a la cabalgata del Pregón y quedaba luego instalado durante las Fiestas en la Plaza del Pilar. En ese momento, el Tío Zambombo varió su menú pasó de comerse sombreros y botas a algo más sabroso: niños. En la Plaza del Pilar los zagales hacían cola para ser deglutidos: se introducían por la boca y se deslizaban por el tobogán interior, hasta salir por detrás. A pesar de su popularidad, el Tío Zambombo murió olvidado en los almacenes municipales en los años 90.
Desde el 2012, el Tragachicos volvió a ser una de las principales atracciones infantiles de las Fiestas del Pilar, cuando su versión de grandes dimensiones, de unos 5 metros de alto, volvió a presentarse en Plaza España para no perder una tradición de nuestra ciudad de la que, solo ese año, disfrutaron 16.000 niños.